Antes de llegar tuvimos que recorrer un largo camino con alguna floritura para no aburrirnos, al llegar a los pies del fideguet, algunos compañeros con menos tiempo y algo de miedo en las piernas, nos abandonaron a nuestra suerte, pero con tiempo paciencia y mucho empeño, subimos cada uno a su ritmo, para conquistar la cima.
Después de tanto sudor y rato de subida, la recompensa vino en forma de trialera, aunque llena
Finalmente llegamos a por el tan deseado bocadillo, cuatro risas, cuatro cervezas y cocacolas, canajillo; con esta convinación solo nos quedaba llegar a casa por el camino más corto y rápido, el riu.
E.T.
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